14.9.12

Gabo Ferro


Pantuflas: 5 de 5
Gabo Ferro. Jueves 13 de septiembre de 2012 en el Konex.

Hace casi un mes que las entradas para el recital de Gabo Ferro duermen dentro de un libro de Warhol que nunca leí. las saco a pasear en mochila por una ciudad ardida y musicalizada por cacerolas. La sitcom de mi vida es más ruidosa que la urbe enardecida. La morsa cotidiana que oprime el esternón hoy está particularmente venenosa.

Entramos a la sala discutidos, somos así. La causalidad trae amistades a la butaca de cerca y en menos de un después aparece Gabo.
Hay una ostia en la voz suya que me inicia en una religión que hace tiempo no habito, la del propio templo, la que me hace convulgar con mi mismidad. Y lloro un río en el primer tema para bautizarme.

Hay en su copula de letra y sonido una biografía universal que se hunde en la piel por capas.

Ya dejamos de ser público para charlar con Ferro y los sonidistas sobre ese chirrido que le hace coro. La sala ahora es un gran living y dialogamos. Pero los dedos se le vuelven guitarra nuevamente y el escarpelo se hinca deletreando el nombre de alguna historia vivida ahora narrada por la canción. Me ataja el cuerpo mi compañero pero la mente se va a bailar historias viejas con la voz de Gabo que se permite todos los jugueteos y guiños que no habilitan Cd´s ni youtubes. Cada acorde es tocado en la propia tripa, cada palabra que te secretea me la imagino futuro tatuaje en esta piel que estoy dejando acá.

Y Gabo se ríe, habla (me habla) y sabe su juego donde una canción de esas que te llenan de futuros planes a concretar casi ya abordados con otra que te deshace la fisiología. Algún que otro ser humano se olvida el celular prendido pero ya no importa, somos todos dibujitos de una tira de Liniers, estamos salidos del cuerpo y habitamos el espacio con un cantito bajito y sin micrófono mientras esperamos que madure la fruta.

El hambre del cantante muta a las ganas de comer del letrista (y rocker) Pablo Ramos, que en su intro nos deja abrazar a su hijo, nos enseña a ser padres con una media sonrisa y se presta a leer. “Uma delicia” oírlo. Si Ferro es víscera, Ramos hace posesión de lengua, mano y pensamiento de todos quienes escribimos, ya sea un libro o una lista de mandados, lo que sea que escribamos entiende eso que nos abrió Pablo. Cuando salga me encargaré que él reciba $6 más de comisión por libro vendido. Cuando salga voy a interpelar mis letras con su estilo. Cuando salga… ¿de donde?

Gabo primero abre tu piel, es primer un “alguien” en tu memoria. Después vibra los sentimientos, las letras se disipan en lo que sentís y las manos se te vuelven tentáculos para poder amar a quién se animo a estar escuchándote toda la función sonarte los mocos (con una chalina luego de gastar todos los carilina). Cada canción arriba vuelve a envalentonarte hasta llegar a lugares inimaginados, si él canta yo puedo conquistar el mundo -mi mundo, mis terrores, esos que me definen mejor-, es que ya para este entonces el umbral de la lógica fue masacrado por sus agudos y no hay ex, ni sentimientos, ni biografías, hay solo un latente estado de paz, de amor, de algo inexplicable que te da vida. Que te une a la vida.

El recital empieza a irse y le explicamos a Lucho que el este es el falso final, que ahora gritamos un poco y el cantante vuelve a por más –es el primer recital de Lucho- y dicho y hecho. Y se termina ahora si en serio. Bah… en lo tangible. Digo.

Salimos esquivando las cáscaras de piel de los que ahí mutamos. Rápido a hacer un pis. Un minuto de silencio por la chalina moqueada. Guía T. y mientras camino mi soledad es acompañada por unas anginas que empiezan a crecer en mí, hace frío pero no me abrigo, necesito que el viento le explique a mi piel un par de cositas nuestras. Que soy humano. Que los pies tocan el piso. Que ya no soy el mismo.

Gabo Ferro es cantautor, historiador, escritor. no me pidan que defina exactamente qué es lo que hace porque cantar o escribir en su creación se vuelven palabras acotadas que no reflejan lo que pasa cuando uno se deja llevar por eso que hace, y no se, ni puedo, ni quiero definir.

Gabo Ferro. Jueves 13 de septiembre de 2012 en el Konex.


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